- Área: 883 m²
- Año: 2015
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Fotografías:María Paula Vallejo
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Chigorodó, que en lengua emberá significa “río de guaduas”, es un municipio con una población que supera los 65 mil habitantes, a una altura de 34 metros sobre el nivel del mar. Está localizado en la zona centro de la subregión de Urabá a 250 kilómetros al noroccidente de Medellín, capital de Antioquia y constituye una región geográfica estratégica y fundamental en su desarrollo, puesto que significa la salida al mar del departamento.
El eje bananero y centro económico de la región, conformado por los centros urbanos de Turbo, Apartadó, Carepa y Chigorodó integrados a lo largo de la vía al mar en un proceso de conurbación, concede al parque educativo de Chigorodó una ubicación estratégica en la zona.
Un descampado sin vegetación, ubicado en el antiguo aeropuerto del municipio, hoy en desuso y exento del núcleo urbano, al otro lado del rio y sobre la troncal que comunica Chigorodó con los demás municipios, sirve de emplazamiento al proyecto, que por vecindad con un polideportivo existente y una pista de patinaje, se perfila como un nuevo polo deportivo y recreativo del municipio.
El clima difícil, entre cálido (temperatura media de 28 grados), húmedo (bosque húmedo tropical y bosque muy húmedo tropical y premontano), y la alta pluviosidad (con precipitaciones de 6219 mm al año), condicionaron la manera en que abordamos el edificio: debíamos generar una gran cubierta que nos protegiera de las inclemencias del tiempo: el sol y la lluvia. Configurar una gran sombra artificial que hiciera las veces de árbol generador de confort ambiental.
La diversidad cultural de la zona conformada por comunidades indígenas, afro, colonos y migrantes se manifiesta en la forma de intervenir el entorno: el territorio se ocupa de manera dispersa, las comunidades emberá por ejemplo, configuran sus aldeas a través de la agrupación de pequeñas construcciones – tambos - de base circular, abiertas por los costados para recibir el aire y elevadas del suelo para liberarse de las inundaciones y de la humedad. El tambo se divide a su vez en dos módulos circulares, uno agrupa la zona dormitorio y el otro alberga la cocina y el almacenaje de alimentos.
El Parque Educativo retoma esta noción, reinterpretándola, entendiendo su inteligencia constructiva y el valor cultural implícito en la concepción del espacio circular, no desde la imagen de la forma geométrica, sino desde un concepto espacio-temporal de centralidad y continuidad.
El edificio se estructura a través de la agrupación de volúmenes circulares sobre una plataforma, que responden específicamente a cada una de las funciones – aulas, zona administrativa y de servicios – bajo una única cubierta. La separación entre los volúmenes y la cubierta establece un espacio de ventilación, evitando el sobrecalentamiento de las aulas y respondiendo a la condición climática del lugar.
Los materiales de construcción son sencillos, los cilindros están conformados por franjas verticales de bloque de concreto y aberturas (de tres tamaños diferentes) con un cerramiento permeable en varillas de hierro, alternando así franjas llenas y vacías que generan un ritmo y permiten el cruce continúo de los vientos.
La cubierta vuela sobre los cilindros, siguiendo la línea geométrica de la plataforma, sostenida por columnas metálicas redondas – como los troncos que soportan los altos techos en las construcciones tradicionales – que están exentas de los muros, liberándolos de su función estructural y permitiendo la separación entre los volúmenes y la cubierta.
Dos plazoletas de acceso, la plataforma que funciona como una gran banca urbana, las aulas y los corredores como estancias, permiten que el espacio se use de maneras diversas, respondiendo a las necesidades de la comunidad que se manifestaron a través de entrevistas, talleres de imaginarios y reuniones públicas en una primera fase de diseño. Allí se articularán programas de educación, emprendimiento, deporte, arte, cultura y tecnología, convirtiendo así el edificio en un punto de encuentro, un espacio social, capaz de generar comunidad.
En palabras del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, un Parque Educativo “es un espacio público para el encuentro ciudadano en el siglo XXI. Un espacio abierto a toda la comunidad; apuesta que hace de la educación pública de calidad, la ciencia, la tecnología, el emprendimiento, la innovación y la cultura, las acciones privilegiadas para, a partir del potencial y la riqueza de nuestras regiones, luchar contra las desigualdades sociales, la violencia y la cultura de la ilegalidad.